miércoles, 4 de agosto de 2010

Verano damasquino

Rondando los 50 grados en Damasco, cuesta funcionar. Los cortes de luz, que al parecer llevaban meses sin producirse, son cada vez más frecuentes. Es época punta de turismo y la demanda de energía para abastecer la entrada masiva de gente a la ciudad, en su mayoría árabes ricos del Golfo, colapsa la frágil infraestructura energética siria. Así que es común estar de 12 del mediodía a 2 de la tarde sin luz, lo que significa sobre todo estar sin ventiladores, y de nuevo de 5 a 7.

Quizás por efecto del calor siento que los días se estiran como chicle y dan de si más que cualquiera de mis jornadas en España. Ayer empecé mis clases de árabe clásico con el Director del Syrian Women Observatory, un centro que trabaja por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en Siria. A pesar de los pocos medios con los que cuentan, su página es la más visitada en cuestiones de género en todo el mundo árabe, según me cuenta el Director, Bassam AlKadi, al que su trabajo le ha costado pasar largas temporadas en la cárcel. Hablaré con él con más calma estos días y creo que su trabajo merece un buen post.

Una de mis primas, que es siria y española y vive en Valencia, está aquí pasando el verano, como cada año desde que nació. Es musulmana practicante y lleva pañuelo desde los 14 años, ahora tiene 17 y ha aparecido con un piercing junto al labio inferior. Esta mañana me contaba que en la familia esto ha sido un revuelo, sus tías le dicen que es muy feo, que parece un grano o una verruga, pero ella parece convencida y no se lo piensa quitar. Hace unos meses la entrevisté a ella y a su hermana para Periodismo Humano pero no deja de sorprenderme, año tras año, cómo evolucionan y saben filtrar cada vez mejor lo que les interesa de Siria y lo que les interesa de España. No soportan, por ejemplo, que se hable de la gente a sus espaldas, algo común en estas sociedades, o que alguien las alabe y luego las critique cuando no están. No tenía esta impresión hace unos años pero estas niñas cada vez me parecen más lo mejor de ambos mundos.

Mañana iré al hammam a refrescarme con Amelia, una gallega que vive en Damasco desde hace años. Enviudó de su marido sirio y, tras probar suerte en Galicia, decidió regresar a la que ya es su casa en Siria. Cocina empanadas de bacalao y pulpo para la embajada y otras fiestas de españoles y su comida es verdaderamente deliciosa. Cada vez que vengo la llamo y siempre me recibe igual: "Te vienes y te hago una tortillita". Estamos preparándole un blog, se llamará "Come sano con Ameluca", os mantendré informados :)

1 comentario:

Laila dijo...

Ia Leila!
Que ganas tengo de que vuelvas y me cuentes todo lo que estas viviendo. Me encantaría que vinieras a verme a Homs el año que viene o mejor, irme yo a verte a Damasco. Tu vuelves y yo me voy... y cuanto te voy a echar de menos.
Un abrazo