
El zapatazo se ha convertido en apenas tres días en un símbolo de la resistencia árabe ante la injerencia extranjera. La presencia del protagonista, Muntazer al-Zaidi, en los medios de comunicación árabe es abrumadora, desde periódicos como Al-Quds al-Arabi, diario árabe editado en Londres, o el propio Baghdadiyah, para el que trabaja, hasta los cientos de páginas y foros árabes

Esta unidad es poco habitual en una comunidad árabe en la que el hacer frente común nunca ha pasado de ser un ideal. La distancia abismal que separa a los ciudadanos árabes de sus dirigentes, instalados en un poder corrupto y represivo, los intereses económicos, la división religiosa, las guerras internas y

Lo más llamativo de este apoyo es que no proviene de un grupo concreto, sino de personas de las confesiones e ideologías más diversas. Quienes conocen a Muntazer al-Zaidi lo definen como el azote de la injerencia extranjera en su país, y ha rechazado con la misma vehemencia tanto la intervención estadounidense como la iraní, a pesar de pertenecer a una familia chií, como el régimen de Teherán. Es además un periodista laico, de ideología de izquierda guevarista, que defiende la separación entre religión y estado para su país. Nada que ver, por tanto, con la figura prototípica del radical religioso exaltado al que nos hemos acostumbrado.
Si el lanzamiento del zapato es representativo de la frustración acumulada por el pueblo iraquí, y por extensión por el pueblo árabe, la reacción a este suceso y el modo en que su protagonista se ha convertido en icono es una buena muestra de la falta de ilusiones y estímulos positivos en la que se encuentra sumida la opinión pública árabe. Que un zapatazo a George W. Bush sea vivido a pie de calle como un triunfo es una muestra sobrecogedora del ansia de aferrarse a una alegría que no se presenta a menudo.
También significativa, y descorazonadora, es la reacción de los responsables de seguridad iraquíes y estadounidenses, que se abalanzan sobre el periodista y la emprenden a golpes con él. Las agresiones, que llaman la atención por su brutalidad, continuaron durante la detención de Al-Zaidi, que según los partes médicos ha sufrido diversas lesiones y fracturas provocadas por las torturas a las que ha sido sometido en la cárcel. En vistas del trato recibido de manos de iraquíes que representan al nuevo régimen, no parecen haber cambiado mucho los métodos de represión policial por los que Saddam Husein era conocido. Además, los medios iraquíes oficiales comunicaban hoy que el periodista había pedido perdón "por su comportamiento injustificable", algo que, según su hermano y quienes le conocen bien, es del todo impensable si no ha ocurrido bajo presión.
De momento 200 abogados árabes y extranjeros se han ofrecido a defender gratis a Montazer al-Zaidi, y él ha rechazado a los que representaron a Saddam. Aún así, los apoyos no paran de crecer. Por una vez, la mayoría está de acuerdo.
Fuentes: Al-Quds al-arabi; Annahar; Baghdadiyah, Elaph
No hay comentarios:
Publicar un comentario