Estoy preparando un nuevo blog en varios idiomas que espero compartir muy pronto. Este, que ha sido mi casa durante varios años, ha sido poco a poco sustituido por mi blog en Periodismo Humano y mis espacios en Global Voices Online y Aljazeera. Pero antes de inaugurar el nuevo espacio me gustaría publicar un post, que es en realidad una carta que envié a El País en respuesta a un artículo de Enric González, "Sangre a las puertas de Europa". Una carta que no fue publicada y que me gustaría compartir:
¿Sangre a las puertas de Europa?
A quienes dudan de la dureza de la represión en Siria, les desearía que apareciesen, teletransportados mágicamente, en el centro de Homs, un viernes cualquiera. Mutados en un sirio de mediana edad, joven o niño, hombre o mujer, de cualquier estrato social. Sosteniendo una pancarta con la palabra libertad escrita en árabe. Hurriye. Desearía que sintiesen en sus propias carnes el valor y las agallas que requiere salir a la calle y enfrentarse a la máquina de matar que rompe manos a los dibujantes y cuerdas vocales a los cantantes.
Lo que está sucediendo en Siria sorprende a cualquiera, menos a los propios sirios. Ellos saben desde hace décadas a lo que se enfrentan. También quienes en la distancia compartimos su dolor,sus silencios que dicen más que un grito al teléfono, sus conversaciones casuales en código porque cada persona es consciente de estar siendo espiada, vigilada, controlada en cada instante.
No piden nada. Lo están haciendo solos, sin ayuda, jugándose la vida a diario. Sólo agradecerían que no se boicotee su legítima reivindicación de libertad, de derechos humanos, de lo mismo que disfrutan quienes hablan del régimen sirio con tibieza, desde la distancia. Quienes, como Enric González, en su “Sangre a las puertas de Europa”, utilizan eufemismos como que el régimen sirio “muestra rasgos totalitarios” para evitar llamar dictadura a la dictadura. Quienes mientras un pueblo se desangra por pedir libertad se preocupan de que las gotas de sangre puedan salpicar a Europa.
Si la sangre salpica a Europa será porque esta lleva décadas apoyando dictaduras en los países árabes y haciendo oídos sordos a las reclamaciones de libertad y derechos de sus ciudadanos. No porque finalmente reclame fuera de sus fronteras lo mismo que defiende dentro de ellas.
El mundo mira estos días a Siria mientras cientos de miles de sirios se manifiestan por todo el país. El 22 de abril, que comenzó como el “Viernes de Grandeza”, terminó como “Viernes Sangriento”, con cifras que superan las 100 muertes. Con las protestas sacudiendo el país, las noticias desde los medios oficiales mostraban una realidad muy distinta. La brecha entre la versión oficial y el pulso en las calles del país es cada vez mayor pero la descentralización de la comunicación que caracteriza a Internet ha hecho que, igual que en el resto de países de la región, la narrativa de lo que está sucediendo la estén construyendo los ciudadanos sirios con las herramientas a su alcance.
Jeff Cohen, from Park Center for Independent Media, Ithaca College, presented the panel referring to corporate media as "more and more stupid" and independent media as the growing alternative, especially important in times of crisis.
Cohen asked the audience how many of them had followed recent events in Middle East through Democracy Now and Al-Jazeera and the answer was unanimous. Sharif Abdel Kouddous covered events in Tahrir for Democracy Now! during the recent mobilizations in Eygpt and was one of the few to get tweets out of Egypt during the days were the Internet was completeley shut down in the country. He sent text messages from his mobile phone to a friend, who got his twitter password and published them from abroad. His twitter account, @sharifkouddous, went from 2,000 to 27,000 followers. Abdel Kouddous also highlighted that the revolution is unfinished and Tahrir demonstrators demands should be met. "Demonstrators were yesterday calling for prosecution of Hosni Mobarak, who is now relaxing at the beach on "Sharm El-Sheikh" and Egyptian forces stormed the square yesterday and fired live ammunition, killing two people and injuring hundreds. "The struggle is ongoing, and as mainstream media do parachuting coverage, independent media follow up events, giving voice to the voiceless." He referred to concepts like "Facebook revolution" as very Western tags that help focus on technology instead of on the persons behind it, but also highlighted the role of social media as key, mentioning examples like how the death of Khaled Said helped trigger outrage in the country and Wael Ghonim, Google engineer who helped organize the protests.
Marcy Wheeler, US blogger for online news site FireDogLake, highlighted global responsibility over the fact that Mubarak ruled in Egypt for decades and over lack of coverage of US friendly countries like Bahrein, where unprecedented repression is taking place. "We have been watching for years how Egypt, Libya and other Middle East countries were looted by their governments". She also referred to P.J. Crowley, former United States Assistant Secretary of State for Public Affairs who got outsted from the State Department for criticizing Pentagon mistreatment of military prisoner Bradley Manning, the U.S. soldier suspected of providing with classified diplomatic cables.
Derrick Corwe, Brave New Foundation, mentioned names of Afghanistan massacres that most people in the audience had not heard about, to prove the point that coverage of Afghanistan war by US media is highly biased: "a sanitized version of the war".
Ahmed Shihab El-Din, journalist and multimedia producer, presented Al-Jazeera English's new show, The Stream.He explained the role of social media in making events on the ground visible in a way that has proved more effective than traditional media. For Shihab El-Din, the main lesson is that "democratization is directly related to democratization of media". He encouraged the audience to demand Al-Jazeera in the US: "We believe change is best when it comes from within".
The conference can be followed on Twitter: #ncmr11
Llevan años trabajando en visibilizar una realidad que no siempre ha sido noticia para los medios de comunicación. Utilizan las herramientas digitales para compartir su voz y la de otros y han contribuido a un cambio de paradigma en la forma en que nos comunicamos, en la que cobran protagonismo los ciudadanos. Dirigen y colaboran con proyectos que llaman la atención sobre las reivindicaciones ciudadanas que han dado lugar a movilizaciones como las que se han producido en Túnez, Egipto o Libia. Tendremos la oportunidad de hablar con algunos de los referentes en el uso de la tecnología para promover cambios sociales y políticos en las conferencias Internet and 21st Century Social Revolutions que organiza AERCO el próximo 5 de abril en La Casa Encendida, en Madrid.
Cuando una violación de los derechos humanos no recibe atención mediática aumenta el riesgo para las víctimas, indefensas ante unas autoridades que quedan impunes. Pero con la visibilidad, cada vez mayor a través de Internet y las redes sociales, viene también el peligro de entregar en bandeja a las autoridades información que les facilita la identificación y persecución de los ciudadanos contrarios a sus políticas.
La sanguinaria represión de las manifestaciones en Libia desde el 17 de febrero hace palidecer la del resto de gobiernos de la región. Los médicos hablan de más de 500 muertos y miles de heridos, pero cuesta seguir las cifras. Es la respuesta a las protestas ciudadanas que reclaman el fin de una dictadura de 42 años. Muammar Gaddafi, el Presidente que gobierna el país desde hace más de cuatro décadas, ha tenido tiempo de ver cómo caían sus vecinos y preparar su propia guerra contra cualquier forma de oposición a sus políticas.
A veces los medios sociales no dejan ver el bosque, y esa es la preocupación de muchos activistas por los derechos humanos ante la tendencia a bautizar las revoluciones con el nombre de los medios que se usan en el siglo XXI para convocarlas: “Revolución Twitter”, “Revolución Facebook”, “Revolución Youtube”… Herramientas que a menudo restan protagonismo a quienes realmente lo merecen: las personas que salen a la calle, donde siempre se hacen las revoluciones, para reclamar sus derechos.